Tras la lectura en profundidad de diferentes estudios, me he decidido por éste en concreto por la relevancia que los resultados tienen, de cara a subrayar la importancia de una educación sexual consciente, basada en la libertad, dirigida hacía el pleno desarrollo del ser humano como ser sexuado y por ello con el derecho a vivir con dignidad (tal y como la entendía Kant) y naturalidad, ésta atribución inherente a él, desde el comienzo hasta el final de su vida.
El objetivo de este estudio fue enfocado a comprobar la existencia de mitos sexuales en los adolescentes, así como la aparición e intensidad de sentimientos de culpa sexual atribuidos en función de sus cogniciones, comportamientos, sexo o lugar de residencia. Se insta a reflexionar sobre si los cambios acaecidos en nuestro país en los últimos años en cuanto a valores y actitudes sexuales realmente han conllevado a que nuestros adolescentes presenten características nuevas que los diferencie de generaciones anteriores. Pues bien, los resultados de este estudio parecen apuntar a que se siguen heredando los mismos mitos de antaño, idénticas actitudes negativas y por supuesto todo lo pernicioso que emocionalmente se deriva de esto, tal como es la culpa sexual (que en éste estudio a pesar de mostrar un resultado modesto, seguimos encontrando diferencias entre sexos, perpetuando idénticas creencias erróneas a lo largo de los tiempos )que en la investigación se explica en su mayoría en relación a las puntuaciones obtenidas en cuanto a la masturbación.
Otro dato importante a destacar sobre la investigación y que ratificaría algunas hipótesis sexológicas (como son la gestación de parafilias ,que casi al completo se engendran en la adolescencia y se expresan en la edad adulta, la expresión de la sexualidad, como vehículo para relacionarnos con nosotros mismos y con los demás,, y el desarrollo sano en el proceso de sexuación) es el hecho de que justamente los adolescentes que presentaban un mayor grado de actitudes negativas hacia la sexualidad eran aquellos que mayores sentimientos de culpabilidad referían y contaban con un menor número de experiencias sexuales en su biografía sexual. Con éstos datos sumados al resto de investigaciones y teorías que afirman que los individuos con una actitud positiva hacia la erótica y la sexualidad poseen una mayor satisfacción sexual y que éstos se transmiten a través del ecosistema (región, familia, sociedad y cultura) se tiene la credibilidad suficiente, como para trabajar en la sensibilización de la población acerca de la necesidad de una educación sexual a partir de la infancia y desde todos los ámbitos implicados.
Sabemos que no hay mejor tratamiento que la prevención, y que los niños identifican y se identifican con sus padres, profesores y modelos adultos en todos aquellos pensamientos, sentimientos y conductas relacionadas con el amor y la sexualidad, y ya desde el seno familiar comenzarán a germinar una configuración del deseo y del apego adecuados, o por el contrario, se perderán entre fantasmas, surgiendo así ,en su futuro como adultos, problemas en el momento de manifestarse como seres sexuales. Se desarrollaran como personas erotofílicas o erotofóbicas; con una mejor prevención de ITS o por el contrario transmisoras y receptoras de ellas; vinculándose con estilos de apego seguros o evitativos y dependientes; con armonía entre su “impulso” “motivo” y “anhelo” o completamente desestructurados; poseedores de fantasíaso carentes de ellas; con capacidad de regulación de su sexualidad o con ausencia de la misma y en definitiva, personas felices, saludables e integradas, o infelices, desgraciadas y en última instancia parafílicos y anclados en patrones que les privarán de su libertad y la de los demás.
Laura Cruz Gómez,
La Sexología en Alicante
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
Ortega, V.; Ojeda, P.; Sutil, F. & Sierra, JC. (2005) Culpabilidad sexual en adolescentes: estudio de algunos factores relacionados. Anales de Psicología, 21, 268-275.
Imagen extraida de la Portada del Libro «Historia de la Sexualidad 1- La voluntad del saber» Foucault. Siglo XXI editores. Portada de Carlos Palleiro.