Algo destinado a causar y generar los mayores placeres del mundo se puede convertir en ocasiones en una constante sensación de evaluación, por la que parece ser que tenemos que pasar. Si, si, me refiero a mantener relaciones sexuales, a intimar con el “otro” a intercambiar sonrisas, sudores, latidos, escalofríos y nuestro “yo”, el auténtico.
Debido a mi profesión, escucho a menudo a muchas personas, dentro de consulta, pero también fuera, que generalmente, siempre tienen una opinión, un anhelo, un miedo, una duda, etc.…respecto de la sexualidad en general o de sus propias vidas sexuales. Y que suelen compartir conmigo, lo que agradezco muchísimo por su confianza en mí, y porque realmente me apasiona lo que hago. Y son tantas y tan diversas que he pensado escribir esta breve reflexión, pues para cada una de ellas tengo pensado un artículo en profundidad, pero eso será más adelante…
Frases o comentarios como los que a continuación voy a apuntar, tienen para mí un denominador común: el mal entendido “rendimiento sexual”.
- “ Es que yo veo a otros, y no se les baja como a mí”
- “ Yo creo que a mí no se me levantaría sabiendo que eres sexóloga”
- “El es más experto sexualmente que yo, y a lo mejor yo no sé lo suficiente para que disfrute”
- “El intenta que yo me lo pase bien y lo noto que se lo está currando y claro, lo paso mal por si soy muy lenta en terminar”
- “Después de estar con un hombre así, yo no podré causarte el mismo impacto en la cama” (ésta no la he escuchado de primera mano, esta tarde se lo comentaba Howard Wolowitz, co- protagonista de Big Bang Theory a su novia, tras descubrir que su ex novio es un mulato de 2 metros de altura y con unos atributos, según debe creer él, de las mismas proporciones que su altura)
Y es que desde luego el que inventó el término se quedó a gusto, pues si nos ceñimos a los distintos significados de la palabra rendimiento según la RAE y le sumamos “sexual” detrás, sólo tenéis que imaginar el posible resultado a ésta ecuación:
Rendimiento[1].
- m. Producto o utilidad que rinde o da alguien o algo.
+ Sexual = ¿Sería entonces un producto?
- m. Proporción entre el producto o el resultado obtenido y los medios utilizados.
+ Sexual = ¿Una medida? Un resultado, algo que se puede cuantificar….Por favor…
- m. Cansancio (falta de fuerzas).
+ Sexual = Cansancio sexual, ¡NORMAL! jajaja
- m. Sumisión, subordinación, humildad.
+Sexual = Humildad sexual. Si por Dios, ante todo hay que ser humildes, que ya se sabe qué sino en ésta nuestra sociedad católica…jajajaja. ¡Viva la Modestia sexual!, Ale, ya tenemos otro término más, jajaja
- m. Obsequiosa expresión de la sujeción a la voluntad de otro en orden a servirle o complacerle.
+Sexual = Esta sería la mejor de todas. Así podríamos encontrarnos con afirmaciones como la siguiente: “a mí mi novia me rinde muy bien sexualmente”
Qué sufrimiento más innecesario, ¡de verdad!
Y todo ¿Por qué? o ¿Para qué?
Pues en mi humilde opinión, todo esto es debido a una serie de factores y variables (sociales, culturales, históricas, religiosas, educacionales, psicológicas, farmacológicas, etc.…) que están influyendo en la concepción que tenemos en la actualidad y en éste país sobre lo que es la sexualidad. Y que podría resumirse en la vigente creencia de que rendir sexualmente es igual a mantener relaciones todos los días, y cuantas más mejor. A que una buena relación sexual es aquella en la que un pene no puede dejar de estar erecto durante todo el acto. A que si no hay penetración “eso no es hacerlo”. A que la gente crea que lo que se muestra en el porno es lo que debemos hacer para satisfacer al otro. A que creamos que ella o él (no olvidemos que los hombres homosexuales también sufren por las mismas exigencias falocráticas) querrán un “supermacho” un “supermúsculos” o un acróbata sexual.
Laura Cruz, Sexología en Alicante