Así de contundente soy ante la noticia que se divulgó el pasado Lunes, 18 de Mayo de 2015, desde los medios de comunicación, acerca de la “solución” del Cuerpo Nacional de Policía. Un contrato para padres e hijos menores de 13 años para la utilización de loa dispositivos electrónicos.
No quiero decir con esto que el contrato en su totalidad me parezca mal, creo que puede ser un apoyo más para intentar frenar las consecuencias negativas del uso de las redes sociales y las TIC,s por los más jóvenes. Sin embargo, esa NO ES LA SOLUCIÓN.
Y no lo es porque, tanto los estudios, como mi propia experiencia profesional en este ámbito(véase «Sexting: abordaje desde los centros escolares» http://erosypsique.es/blog/laura/sexting-abordaje-desde-los-centros-escolares y «Mis Talleres sobre sexting entre adolescentes» http://erosypsique.es/blog/laura/mis-talleres-sobre-sexting-entre-adolescentes )dicen que a pesar de la información (puntual y desde el miedo, el peligro y la prohibición) que reciben los adolescentes y niñ@s, lo siguen haciendo, y ese es un dato que nos está aportando información… ¿Cuál? Pues que no importa que “lo sepan” para dejar de utilizar mal los dispositivos electrónicos e internet.
Y ¿Por qué?
Porque no hay una educación de base necesaria sobre muchos de los factores influyentes en éstos fenómenos negativos, tales como el cyberbulling, el sexting, la sextorsión, el grooming, etc…
No podemos prohibir a nuestros hijos que no fumen, cuando llevamos un cigarrillo en la boca; que no critiquen a los demás, cuando en la mesa a la hora de comer sacamos los cotilleos más rastreros sobre nuestros conocidos; y por supuesto, no podemos prohibirles el uso del Teléfono móvil, o qué manden fotos “sexys” a otr@s cuando somos los primeros en hacerlo, y además estamos Wassapeando mientras comemos.
Lo que es NECESARIO es que se fomenten políticas de educación en éstos ámbitos. Que la formación a los chavales sea dada por expertos y profesionales en estas materias. Y no, no me refiero a abogados, policías, todos ellos también implicados en éste nuevo fenómeno. Me refiero a Psicólog@s y Sexólog@s y si puede ser, que estén formados también en el ámbito de las nuevas tecnologías y su alcance en la sociedad.
Se debe trabajar con ellos en Inteligencia emocional, en Educación sexual (desde un modelo afirmativo y no prohibitivo), en valores como el respeto y la empatía, en Autoestima y Autoconcepto, en Presión de grupo….etc. ¡Y debe hacerse Ya!
Porque ell@s nos necesitan, si, a los adultos. Aunque estén pasando por la pubertad, o estén a punto de entrar en ella. Aunque creamos que no quieren saber nada de nosotr@s. Aunque estén (y mal el que no lo haga…) distanciándose de nosotros porque deben encontrar su propia identidad, sus propias ideas, su yo. A pesar de todos estos cambios, nos necesitan, apoyándoles y enseñándoles. Pero no Prohibiéndoles.
Os dejo un pequeño resumen, más bien he extraído algo de introducción y las conclusiones a las que llegué, de mi artículo publicado el año pasado por si os interesa profundizar un poco más. Lo podéis encontrar también por internet, pero está en inglés.
Psychological Aspects, Attitudes and Behaviour Related to the Practice of Sexting: A Systematic Review of the Existent Literature.
Definición Sexting
En los últimos años estamos asistiendo a una serie de “nuevas prácticas” relacionadas con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación, que están cambiando, en cierta manera, las “formas” de relacionarnos, especialmente entre los jóvenes y adolescentes, cuyo papel dentro de sus vidas es cada vez más importante. Destacaremos sobre todo aquellas que tiene que ver con las redes sociales (Facebook, Twitter, Tuenti,….) así como con la inmediatez de la telefonía móvil y sus últimas aplicaciones tipo Whatsapp, Line, etc.
Uno de estos fenómenos es el denominado “Sexting”, término de origen anglosajón, acuñado de los vocablos sex (sexo) y texting (mandar mensajes de texto), pues originalmente sólo se usaba para hacer mención al envío de mensajes de texto con contenido sexual (Observatorio de la Seguridad de la Información, 2011). Sin embargo con la incorporación de cámaras en los teléfonos móviles, así como las aplicaciones de los nuevos “chats” instantáneos, el término se ha extendido también para el intercambio de fotos, vídeos o imágenes personales de contenido “sexual”, tal y como afirma Martínez (2013) “La omnipresencia de dispositivos tecnológicos hábiles para captar y difundir imágenes está cambiando los hábitos de relación y comunicación entre las personas” (pág.1). Por lo tanto, “Sexting” generalmente se refiere al envío de imágenes y a veces textos sexuales por teléfono móvil y otros dispositivos electrónicos (Mitchell, Finkelhor, Jones, & Wolak, 2012, pág. 14).
El término Sexting hace ya algunos años que se acuñó, pero la definición exacta todavía está por concretar. En su estudio Drouin et al. (2013) realizan una exhaustiva relación de las distintas definiciones utilizadas, por los diferentes autores, para el término de Sexting, encontrando que las definiciones son muy variadas, lo que además entorpece la comparación entre los resultados de los distintos estudios. Uno de los términos más citados, es el utilizado por Lenhart (2009) que lo define como el envío de “fotos o videos de sí mismos sexualmente sugerentes, desnudos o casi desnudos » (p.16). En España, en uno de los estudios realizados, el Sexting es definido como la “difusión o publicación de contenidos (principalmente fotografías o vídeos) de tipo sexual, producidos por el propio remitente, utilizando para ello el teléfono móvil u otro dispositivo tecnológico” (Observatorio de la Seguridad de la Información, 2011, pág. 4)
CONCLUSIONES
Apenas existe investigación científica respecto a la relación entre la personalidad, las habilidades sociales, las actitudes o los valores en relación al Sexting. Sin embargo, observando la tabla expuesta en el apartado de resultados, podemos advertir la evolución de los estudios en relación al fenómeno del sexting, y cómo en éstos 4 años el número de investigaciones ha aumentado, prestándole una mayor atención a todos éstos aspectos., lo cual va acorde a la importancia que ésta práctica está cobrando a nivel social.
Una de las conclusiones más evidentes es cómo el teléfono móvil se está posicionando como el medio mayormente utilizado para el envío de “sext”, coincidiendo con los avances en telefonía móvil al incorporarse la conexión a internet a los mismos.
Si echamos un “vistazo” general se puede distinguir una clara perspectiva “demonizante” y “criminalizante” respecto de ésta práctica, pues fundamentalmente las líneas de investigación se han orientado a relacionar el “sexting” con comportamientos de riesgo para la salud, tales como el consumo de sustancias, alcohol y tabaco, comportamientos sexuales de alto riesgo, la promiscuidad, o las relaciones sexuales orales y anales (entendidas todas ellas como perniciosas, producto de la “doble moral” sexual) y la presión o coacción.
Con respecto a los constructos psicológicos, si parece que hay algunas coincidencias entre los estudios en la relación de la práctica del sexting y el Apego, pudiendo ser una forma novedosa de expresar el apego ansioso o inseguro. Por ejemplo, parece que los jóvenes deprimidos podrían estar utilizando sexting como una forma de buscar amor, y de sentirse queridos por alguien. También en relación a los rasgos de personalidad, se coincide en la asociación del sexting con aquellos sujetos que puntúan alto en búsqueda de sensaciones, impulsividad y orientación hacia actividades de riesgo.
Y por último, una conclusión importante a destacar, es el hecho de que a pesar que los jóvenes puedan conocer las implicaciones de ésta práctica, no dejan de hacerlo, lo que nos está proporcionando una pista en el sentido de que las intervenciones puntuales y “prohibitivas” o desde el “miedo” no sólo no son útiles, sino que además otorgan al sexting un valor de “deseo”, pues en el momento en que algo es prohibido se le da una carga de “fascinación” inmediata.
Los estudios son en su mayoría transversales, por lo que no se pueden establecer relaciones de causalidad entre comportamientos de riesgo y sexting, sino que simplemente apuntarían coincidencias. Es cierto que el sexting conlleva riesgos que hasta ahora eran impensables, pero ¿Realmente el problema es el sexting? ¿O quizá pudiera ser la falta de educación en conciencia humana y tecnológica la causante de éstos riesgos?
Sería por tanto conveniente indagar también sobre los aspectos positivos que ésta nueva práctica podría estar reportando a numerosas parejas y contextualizar el sexting dentro de la realidad cotidiana de las personas, pues en ciencia, se busca aquello que se desea encontrar, multiplicando de ésta manera las posibilidades de encontrarlo.
Por lo tanto, es imperativo investigar por qué los adolescentes y adultos jóvenes participan en esta “nueva era” de la comunicación, que implica el intercambio de imágenes sexuales, para así poder enfocar el tipo de educación y las pautas de prevención necesarias de cara a reducir las consecuencias negativas de ésta práctica, así como aumentar sus beneficios. Tal y como afirma Giraldo (2013)”… se hace necesario un abordaje teórico que permita desvelar y reflexionar sobre las relaciones entre las TIC y la sexualidad en el marco de la sociedad posmoderna” (pág. 2).
Por eso creemos conveniente seguir profundizando en el entramado psicológico de ésta práctica, encaminando la investigación a aportar datos relevantes.
Laura Cruz, Educación sexual en Alicante
BIBLIOGRAFÍA
Gómez, L. C., & Ayala, E. S. (2014). Psychological Aspects, Attitudes and Behaviour Related to the Practice of Sexting: A Systematic Review of the Existent Literature. Procedia Soc. Behav. Sci. , 132: 114-120. DOI: 10.1016/j.sbspro.2014.04.286.
http://www.elmundo.es/enredados/2015/05/17/55586837268e3e502f8b4572.html